Noche de tacos


Parece una noche común en la casa de los Loaiza: unos cocinan, otros juegan con los consentidos (mascotas) y otros ven series desde su celular en el cuarto.

Pero todo toma otro orden cuando uno de ellos atrevidamente rompe el silencio personal del resto: ¿Quieren unos tacos? se escucha. Uno de ellos piensa que se trata de una invitación a salir y eso no le provoco mucho en el momento, pero antes de que siquiera piense en vacilar el locutor anterior agrega un Mamá, dice que quiere prepararlos. Y él, encantado del gesto de su madre (y de su talento culinario, no puede decir que no). A nadie se le niegan unos tacos después de todo.
Qué vergonzoso tan solo imaginarlo.

Entonces, es hora de pausar el capítulo de la serie (les diría cuál, pero me vería obligado a spoilear), apagar el aire y bajar. A medio camino se encuentra con otro de los comensales listos para degustar esos tacos que ya están listos según la voz del locutor.

La comida sí que une conciencias y transforma realidades,
sino pregúntenle a mi amiga María Silvia,
ella siempre escribe sobre eso.

Ya están todos a la mesa y suena un soundtrack casi perfecto. No es perfecto porque luego de Good Girl y Riptide suena una canción sin gracia que pasa sin pena ni gloria mientras todos saborean sus tacos. Bueno, todos excepto Spot que por la dieta tiene que aguantarse las ganas esta vez. Mía, por otro lado, descansa: ha sido un largo día: de esperas ansiosas, movimientos de cola y muchos ladridos agudos. Imposible no entender que quiera darse una pausa.

Luego suena Shake it off de Taylor Swift y creo que es mejor terminar esta historia por hoy: sacamos los individuales, lavamos la vajilla y agradecemos a mamá (obviamente). No solo por la comida, sino por hacer de una noche común una velada llena de risas y de unión familiar.

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