Enfoques que suenan bien


Como parte del año nuevo (quizá sea un fetiche, aún no lo sé) me ha nacido este deseo de darle un nuevo enfoque a mi escritura.

Me explico: cuando se busca sobre las distintas categorías de las cuales un escritor (o aspirante) pueden desarrollarse aparecen sobre la mesa Travel Writing, City Writing, Food Writing, etc. Las tres mencionadas, excelentes.

Claro está que me decantaría más por escribir sobre ciudades, ya que siempre me he considerado fanático de los largos paseos por la ciudad, de las caminatas sin rumbo fijo, o de los planes improvisados en los que el único objetivo es hacer más grande los espacios de la urbe.
En fin, encontrar la magia de cada bulevar, intersección; admirarse por las historias que albergan sus calles.

Inclusive, uno de los talleres que he tomado para mejorar mi técnica narrativa tenía como tema la ciudad. 
Perfecto, podría decirse que ya tengo una dirección a la cual dar luz verde a mis textos.
Pues no, así de sencillo no es.

Parte de ese fetiche me hizo profundizar en investigaciones, leer blogs y hasta iniciar en un curso gratuito de Travel Writing. Pero durante esas lecturas, (y mientras escuchaba algunas de mis canciones favoritas) se despertó un atisbo de curiosidad que me llevó a preguntarme por qué carajos no existe el Music Writing. 

Ojo, no me refiero a componer, sino a escribir a partir del sentimiento que te causa una melodía, la armonía de un instrumento al compás de una letra o el ritmo de partitura.
La música desde siempre nos ha tocado, es quizá el arte al que más sumisos nos adherimos en busca de consuelo y buenos momentos.
Entonces, ¿por qué además de realizar una simple crítica o un aplauso unánime no trasladar lo que nos causa a una nueva propuesta artística y de valor emocional?

El Food Writing juega mucho con el sentido del tacto y el olfato; el City y Travel Writing lo hacen con la vista. Si existiera el Music Writing, (obviamente) sería el auditivo.

¿Hablo de crear un nuevo género? No lo sé.
En teoría, cuando vemos la historia detrás de una vídeo musical, podemos hablar de un texto (guion) inspirado en la música.

Pero siempre se puede ir más lejos.

No puedo tener certezas, (porque con el arte no existen), pero ya veremos hasta dónde llegaré sumergido en la creación a partir de la música.

Por ahora, comenzaré con un pequeño proyecto al que titulo Canciones que no quiero dedicarte donde doy paso a este ejercicio de escritura.

El resultado de Reflujo (el punto de partida del proyecto) me ha dejado muy buenas sensaciones y espero que a ustedes también.


Ya veremos que tanto nos dejamos llevar por ritmo de la música.



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