El juego de las estrellas

Comenzamos cruzando unos pasos
y moviendo las piernas al ritmo de las constelaciones.
Bailamos sobre Júpiter y nos encontramos con Venus.
Ella, descarada, me quiso seducir,
pero yo no tenía planeado soltarte.
Tampoco tú pensabas abandonar nuestra estrella,
porque cuando Saturno se acercó y quiso atraparte entre sus platillos, te deslizaste sutil y le negaste la pieza a pesar de que se trataba de tu canción favorita.
Yo en un instante fugaz, que acompañó un cometa con su luz, me incliné hacia ti y acomodé con delicadeza la herba de cabello que se posaba delante de tu oreja.
Te besé y supe, (supiste), que estar juntos era nuestro juego favorito.
El único capaz de opacar la luna y brillar más que el sol.
El verdadero juego de las estrellas.
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