Escribir porque toca




Escribir porque toca el alma, porque es arte.

Escribir porque es amnistía de los crímenes
más oscuros del alma y de las intenciones
más puras del corazón.



Escribir porque es una sinfónica,
presentada en el mejor horario posible
y con invitados de lujo.

Escribir porque la armonía de 2 palabras
puede reparar un libro lleno de historias de decepción.

Escribir porque te hace vibrar,
porque aunque sea un constante afinar de notas,
nunca te cansará buscar la más hermosa melodía

Escribir porque recuerdas y vuelves a vivir,
reparas en cada detalle y lo transformas
en protagonista de un cuento que busca autor.

Escribir porque causa terror;
a cada una de las partes implicadas.
Y porque, en ese contexto, los hombres
asumen las más brillantes posturas
y surgen heroínas que trascienden
el concepto de valentía.

Escribir porque en el silencio,
se escuchan pasos de gigantes,
relatos de esperanza, amores para la posteridad
y abrazos que hacen eco en la eternidad.

Escribir porque existen miles de respuestas.
O tal vez, ninguna.
Quizá no quieres nada más con toda el alma,
o simplemente es lo que te dicta el momento.

A veces, solo hay que escribir porque toca.

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