El invierno en un solo día


Hace poco más de un año, comencé uno de mis proyectos de escritura: 100 días de invierno. 
Una seguidilla de reflexiones literarias de un personaje que recorre varias ciudades durante la estación invernal.
Llegué hasta el día 53, y puedo dar certeza de que no se me terminó la creatividad.
Lo que se acabó fue la disciplina.

No puedes plantear un proyecto de 100 días en una madrugada de lluvia.
Y aún menos pensar que en el día a día vas a sacar el tiempo necesario para no atrasarte con las publicaciones. Sí, porque en el momento en que ya no estás cumpliendo con el cronograma, ponerse al día resulta algo "turro", tus seguidores (aunque pocos) se dan cuenta que no existe un compromiso y que es tan solo un chispazo creativo. Lindo, pero hasta ahí, sin la magia de llegar
más lejos y tocar a más gente.

Hay 2 lecciones que me llevo de este supuesto fracaso con tintes de indecisión y falta de constancia. La primera es que lejos de decirme que no soy capaz de "terminar nada", lo tomo como un deseo de emprender y meterme en mis proyectos con más fuerza. Ganarle al estrés del trabajo, al sueño y la procrastinación para concluir mis cuentos, guiones. Incluso las entradas del blog.
No se imaginan cuántos textos están sin pena ni gloria en el limbo de los borradores.

La segunda lección es que se necesita organización para cualquier tipo de proyecto. Sí, ya sé que es cliché mencionarlo, pero ¿cuántos no han intentado salvar una campaña, una publicación, un plan de negocios e incluso el susodicho semestre en una noche? Está de más decir que es una pregunta retórica.


Entonces, de cara a estos 10 días que nos quedan de año, voy a hacer mi life motto no dejar todo para lo último; eliminar, por fin, esa absurda creencia de que puedo aprovechar al máximo las 100 aventuras que nos regala el invierno en un solo día.



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