La fábrica de alas - Parte 2

Vuela con la parte 1, aquí.

Horas después -y sigo sin entender este nuevo sistema de medición del tiempo-, estaba con el Consejo Real diseñando los planos para estructurar una mejor distribución de los flujos de movimiento y trabajo en el edificio alado. Ya no era posible mirar hacia arriba sin ganarse una jaqueca y costaba pensar que no invadíamos un área limítrofe legal.

Solucionamos ese tema a la brevedad.

En verdad, lo que nos tomó tanto tiempo antes fue la explicación que le di al consejo sobre lo que estaba pasando con mis pares: nos estábamos desperdiciando. Preocupado, me miró el Padre, pero se lo notaba con confianza. El Hijo, por su parte, escribió en una agenda un hilo de pensamientos, que luego transformó en preguntas:
- Tenemos que deshacernos de lo logístico primero - dijo con voz ronca, esperaba que tosiera para aclarar su voz, pero no lo hizo. Aunque era mejor así, te mantenía atento a su discurso - ¿cuántos plazas de trabajo han creado?
Le respondí calculando el número de pisos por la cantidad de ángeles que trabajaban en cada uno de ellos.
- No, no, querido. Me refiero a la variedad de trabajos. ¿O solo son negociantes? - me cuestionó.
- Bueno, como les dije soy Ingeniero de Alas y tengo ciertas bases de ilustración - y mi voz se hizo queda un segundo. Me puse nervioso. - Mi amigo Gabriel es mensajero, por ejemplo.
. Diría que no hay desarrollado bien sus habilidades de arquitectura en todo caso. Pero no los culpo. ¿Qué más podrían hacer si creen que una sola empresa se puede hacer carga de toda su comarca=
- No lo sé, quizá expandir los pisos hacia lo ancho -respondí por inercia.
- Era una pregunta retórica -y se río, pero no burlescamente. Luego me fijó su mirada tierna. Mis nervios se esfumaron
Wow. Qué sujeto -sin ofender- tan inteligente. Ese día descubrí que en el Consejo Real no funcionan las palancas. Ya hubiera querido poder trabajar yo con ellos. Y como si me leyera la mente, el tercer miembro pronunció:
- Manos y espíritu a la acción -dijo con un su voz cálida. Parecía que soplara un fuego con cada una de sus palabras- Es hora de que muevas tus alitas.

Los planos del rediseño de la ciudad angélica eran pulcros y excepcionales. Nos tomaría poco tiempo utilizar los pisos superiores ya asentados y hacer bases para nuevos tipos de labor. Además, mejoraríamos la productividad, las relaciones no serían más igual de verticales (literalmente). Por otro lado, ya no haría falta diseñar alas con mejor propensión al combustible. Volaríamos libres y con tranquilidad y nos podríamos enfocar en nuevos proyectos.

- ¿Como cuáles, Lucas? -dijo el Hijo.
Estuve al borde del infarto. Definitivamente, no existe nadie que se pudiera comparar a estos tipos -nuevamente, me disculpo-. En verdad, nunca existirá ese alguien.

- No lo sé - respondí con transparencia. Me sentía con cierta paz, a pesar de la duda. Me generaba mucha tranquilidad estar aquí con ellos. De hecho, no hay palabras para poder describirlo con exactitud.
- Nos dedicamos 100% a la mejora de alas. Soy un desarrollador de app del AngelStore y proporciono gadgets y actualizaciones a un error de frecuencia de versiones anteriores. Nunca tuvimos que crear otra cosa.
- Inventar -me corrigió el Padre con asertividad, pero siempre dulce- ustedes hacen cosas a partir otras ya existentes. Crear es surgir de lo que se veía ni pensaba antes. Pero, ¿qué te parece si aprovechamos tus criterio de inventor?
- Sí -asintió el tercer miembro- después de todo dices ser el mejor de toda tu comarca.

Me sonrojé. Nunca me pasaba. Siempre lo creí, pero frente a la inteligencia de estos señores -no creo que sea necesario disculparse esta vez-, ¿valía en lo más mínimo mi opinión?

- Definitivamente -contestó sonriente el Hijo.
Esta vez no me dio un mini infarto.
De hecho, sentí un cosquilleo en el estómago.
Qué agradable sujeto.

- Este es el Ser Humano. Es nuestra mejor creación -dijo el Padre. Sentí su emoción, podría asegurar que se le cayó una lágrima.
Por alguna razón, no sentía envidia, ni impotencia. Estaba asombrado y motivado de tener la oportunidad de encontrarme en presencia de aquella nueva creación. Fascinado, sería una palabra más precisa.

No obstante, hubo un detalle que me sobresaltó todavía más. Decidía preguntarlo antes de que me leyeran la mente una vez más.

- ¿Por qué no tiene alas? - dijo consternado - ¿Cómo se va a llegar al cielo?
Los tres al unísono respondieron:
-Lleva dentro de él, un corazón. Ahí alberga fuego y luz. Pasión y deseo.

Hubo una pausa. Creo que estaban dejando que procesara la información. Sonríe satisfecho y continuaron.
- Eso que lleva dentro es la razón por la cual buscará siempre movimiento, aventuras, nuevas experiencias. Guarda un anhelo de infinito que lo hará volar a alturas nunca antes imaginadas.

Esta maravillado. Me comenzó a doler la mandíbula de lo grande que estaba mi sonrisa.
Yo quería conocer un humano. Acompañarlo y de alguna forma ser su amigo.

Fue así, que aporté esa idea.

- Entiendo que serán libres y tomarán decisiones propias, ¿no es así?
Asintieron todos.
- ¿Qué tal si para ayudarlos les enviamos guardianes? - pregunté nervioso - Ángeles guardianes.

Al día siguiente, estaba empacando mis cosas del cajón de escritorio que alguna vez me asignó Esteban. Lo abracé y agradecí por todo. Bajé por el ascensor y en la entrada del lobby, me esperaba el tercer miembro. Le sonreí y su espíritu me llenó.

Me tomó de la mano y guió.

- Aquí comienza tu nueva vida. - ahora fue él quien con una sonrisa me soltó - cuídalo muy bien, guardián.

Había dejado la fábrica de alas, me tocaba ahora construir algo todavía más grande.


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