Winnie the Photographer


Pocas cosas hacen bailar tanto mis sentidos como la cinematografía de una película frente a mis ojos expectantes. Desde niño, pese a costarme cualquier tipo de manualidad, hecho, tarea, etc. relacionada al arte, me consideraba fiel admirador y seguidor acérrimo de las distintas tendencias. Si bien no soy un estudioso de la historia artística como tal, busco referentes y me mantengo al tanto de movimientos de actualidad. Lo gráfico me conmueve y la imagen me enamora. Creo que esas son dos cartas con las que me podría presentar, pero que a veces quedan a interpretación por ser practicante de letras y vivir rodeado de textos varios.

Los que escribimos creemos, por el contrario, que la imagen es un aliado de nuestra labor. Describir es crear espacios, mundos, situaciones, en un contexto, y esos mundos tienen que tener una referencia gráfica. Se debe poder asociar a un color, que da un sentimiento, a un ambiente -externo o interno, que genera una conducta y dicta una vestuario y hasta una iluminación que nos marca el momento del día en que está pasando algo. Escribo en imágenes y disfruto pintar con mis palabras.

No obstante, durante mi vida, esta prominente inclinación a lo visual ha sido limitada, en cierta forma, por mi desconfianza en emprender en esta clase de artes. Porque creía que me "faltaba la raza" y porque no me iba a permitir un fracaso.
No es que vivir de letras pareciera fácil en mi cabeza, en absoluto, simplemente me encontré en este mundo y desenamorarme hubiera sido una desfachatez. El amor me había encontrado, la vocación atrapado y pese a mi aún limitada preparación, siempre hubo una chispa y eso me hizo aferrarme a esta aventura de escribir y de soñar en narrativas.

Ahora, necesito acrecentar mi baúl de aventuras. Me urge con desesperación que así sea. No puedo hacer de mi escritura una zona de confort. Es decir, siempre será mi refugio, pero es solo un parte de mí, una esencial, pero no es mi mundo en su totalidad. Los seres humanos somos complejos y lo estático nos mataría de aburrimiento.

Por ello, mi vida se basa en dos premisas esenciales: explorar nuevos horizontes y aprender constantemente lo que mi I.Q. y el tiempo me permitan.

En ambos rubros entra mi adquirido gusto por la fotografía y la dirección de arte. Ya dije lo deliciosas que encuentro las imágenes y ese sentido se incrementa cuando las veo a través del lente y me saboreo creador de ellas.
Soy un aficionado y mi meta jamás será vivir de ello, pero sí esforzarme por ser un conocedor apasionado de las técnicas y encuadres. Algún día quizá incluso pueda dar mi opinión cuando trabaje en el set de la película que estoy escribiendo.

Tal vez, y nadie lo sabe, llegue ese instante en que yo sea el Pooh de un Christopher Robin sin rumbo en la cinematografía, sugiera un detalle y eso devuelva la alegría infante a las imágenes que estamos regalando a nuestro público.

Espero también, que en un momento sea capaz de ponerle a mis instantáneas tan solo una pizca del corazón que le pone Pooh a todo lo que hace por sus amigos. Y ganarme así la miel de cada día.

Comentarios

Entradas populares