Hoy tú no, mañana yo tampoco


Desconozco en ocasiones las intenciones de las personas. Me he auto-educado a no asumir nada y aunque es un método eficaz que me evita sobre pensar, puedo traer consigo la aceptación de males oscuros de otros, de los que no te das cuenta hasta que te comienzan a consumir. A hundir en su pesadez y ahogar en sus tóxicos gases incoloros.

No asumo nada, porque el beneficio de la duda se confiere sin mirar rostro, sin identificar nombres. Al final de cuentas, cada uno se mueve al ritmo de su verdad y es sano dejarlos expresar su historia. Cada versión de los hechos hilvana perfecto en la realidad y se siente ajena en su totalidad, y cuando pasa esto último estamos ante caso crónico de cinismo. Creo, de igual forma, que hay que llegar al relato absurdo y conchudo para hacer una declaración final de lo sucedido y tomar una postura.

Otro inconveniente de este proceso de no precipitarse en sacar conclusiones, es que te ves "obligado" a preguntar, y a la gente le jode que le preguntes ciertas cosas. Lastimosamente, cuando ya no tienes más preguntas por hacer, ellos develan todas sus respuestas. Oh querido humano complejo y, a veces, tan lleno de incoherencias.

Creo que estoy escribiendo esto como un desahogo. La verdad, cada quien verá qué hace o no. Si este texto lo olvidan al minuto y medio de lectura o se les queda en la mente el resto del fin de semana. Lo que me importaba era expresar mi fastidio hacia la falta de sinceridad y el secretismo que muchas veces cae en mala educación. Me tengo que hacer el interesante y por esa razón descuido todos mis vínculos y trato con el respeto mínimo a quien se supone que es una persona que "algo" me importa.

Nos encanta hacer jueguitos mentales en las cabezas de personas que llegan a nuestra vida con la intención de llenarla de su bondad. Te invito a que hagas castillos en tu cabeza y dibujes tormentas en tu mente; no hay necesidad de irse por las ramas y confundir a otro que sin ninguna mala intención te estima y dejarlo afectado bajo excusas que se guardaron hasta el final. Cuando ya los daños colaterales estaban impuestos.

Sé claro. O quédate callado.
Porque si tú no respetas a una persona hoy,
otra mañana tampoco lo hará contigo.

No quisiera que te pasara, pero te prometo que parece ser la única forma en la que podrías terminar entendiéndolo.

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