Amor polivalente


A ella le gusta que la amen a las 6 pm, pero también los 15 minutos antes de las 10.
Ella es hija de atardeceres, pero no discrimina caricias por huso horario.
Su corazón late al ritmo del calor veraniego y rechaza un beso bajo un aguacero de febrero.

Le gusta desnudar su mente en las montañas, pero aprieta sus sentimientos en la playa.
Le teme a los abrazos de cemento, pero su mirada ruega que le tomen la mano en plena selva tropical.
Frunce el ceño a los planetas y sonríe desconcertada al ver las constelaciones.

Baila un blues de cualquier mano, pero elige una especial, para tomar, mientras respira un buen jazz.
Rima guiños entre luces de colores, pero versa susurros entre negros eclipses.
Sueña con demonios floreados y tiene pesadillas entre santos enternados.

Ella me besa con sus ojos, y me abraza con sus lágrimas.

Ella me mira polivalente, y yo la amo, cuando ella me odia.
Yo me reflejo  en sus pupilas constantes y ella me ama.
O eso dice; solo cuando pretendo yo odiarla.

Pero no me es posible.
¡Cómo poder odiarte, amor polivalente!

Odio no odiarte, mientras a ti te arde
no saber si te amas para luego por fin a mí amarme.

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