Barbita de tres días


Me gusta su barbita de tres días. O de tres madrugadas.
No tan tosca, no tan afilada.
Me gusta cómo los cabellos nacientes bailan en sus poros.
No tanto una balada, ni la composición de un vals.
Es más como un jazz. Relajante, alucinante a los sentidos, pero delicado. Dulce. Algo coqueto, diría yo.

Me gusta cómo se va moviendo mientras sonríe al terminar su libro favorito.
Me gusta palparla cuando cierra los ojos al ritmo de esa canción que lo tiene en otro mundo.
Me gusta acurrucarme sobre él y que mis cabellos besen sus pequeños poros.

Ay, qué linda esa barbita de tres días.
Me gusta, me gusta

Me gusta sentirla como caricia cuando nos entregamos en un beso.
O como un abrazo extendido que da calor a mis mejillas.

Me gusta su barbita de tres días.
Y también me gusta él.

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