Hoy es el día


En la cotidianidad hay horas muertas: el espacio entre las 9 y 10 am de un día laboral, esos 30 minutos perdidos después de almorzar. Incluso los 15 minutos en los que nos tiramos en nuestras camas después de un buen baño: tontear con cualquier tipo de información de la que no teníamos idea resulta provocador. Eso o mirar al techo y acurrucarse con la toalla aún húmeda, disfrutando esos minutos en los que te debates entre el sueño y la fiesta a la que te invitaron de la nada.

Pero hay días en las que esas horas arrasan con toda pizca de tiempo productivo y que se convierten en jornadas de oscuridad si no contamos con la compañía adecuada.

Hoy es uno de esos días.
Hoy es el día.

Hoy es el día en que me encantaría que me vieras escribir mientras tomas un chocolate caliente o un milkshake de vainilla (todo depende del nivel de humedad). O el día en que yo estaría más que complacido con verte avanzar en alguno de tus pendientes del trabajo o un proyecto de los pocos que te quedan por cumplir en tu etapa universitaria. 

Podríamos hablar de una locación ideal para este día sin gracia.
Pero el encanto lo tiene tu compañía: no el café de la Víctor Emilio,
el patio de mi casa o el estudio de la tuya.
¿Que si el día es soleado o si neva (sería genial, pero el hemisferio no lo permite)? Es lo de menos. 

Incluso en el diluvio más espantoso, preferiría navegar el aburrimiento junto a ti.

Hoy es el uno de esos días en que nos sentaríamos a ver película tras película, prestando más atención a tus reacciones que a la propia trama (lo siento queridos directores).
Esos días en los que acabaríamos temporadas completas de una serie o en la que podrías vernos leer el uno al otro sin mencionar palabra alguna.

Hoy es un día de esos en que me gusta escuchar tu silencio, olvidarme de la música y
quedarme solo con el delicioso sentido que tiene verte camuflada entre el humo de tu chocolate o el frío de mi milkshake. Todo para luego ver a tus ojos revelarse tan coquetos como siempre. Sí lo son, créelo.

Hoy es uno de esos días, espaciales; llenos de brillo, pero tan recorridos en el universo de mi mente, comunes y la vez pletóricos; en que te quiero y nada más.
Hoy es el día.

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