Te encontré en el pasillo 4B



- Hola, sí -dije temeroso- con Paola

Recuerdo esa inocente llamada que hice a tu casa hace ya más de una década. Estaba nervioso, definitivamente, pero eso tenía su encanto para ti, al parecer. 

- Debes ser el chico del supermercado - dijiste con firmeza- Aló, aló. Di algo o cuelgo
- Aquí estoy - dije - casi inaudible
- No me digas que ya te hiciste pipí en los pantalones. - fue una afirmación seria, contundente. 
Luego no paraste de reír como por un minuto, y yo no sabía cómo reaccionar, el teléfono casi se me cae de las manos.  Comencé a imaginar toda clase de panoramas: quizá no eras más que una bromista que se aprovecha de cualquier niño idiota que encrontrabas descuidado en la calle. Tal vez, eras una ladrona -no se me ocurría de qué- pero, a lo mejor solo buscabas mi confianza para tener la apertura a toda la fortuna que yo no tenía.

Por último, se me ocurrió que eras una agente secreta; cabía la posibilidad de que mis padres estuvieran involucrados en algún negocio extraño, y fueran blanco de un peligro que yo ni siquiera podía imaginar. 

- ¿Oye, sigues ahí? jajaja, lo siento -y me sacaste de lapsus detectívesco- no esperaba que llamaras. Nadie lo hace. -tosiste como para aclararte la voz- Después de todo, nadie nunca me ha hecho caso.

- ¿Qué? -decidí interrumpir tu discurso. 

Tus lágrimas eran lo que menos me provoca escuchar. Y así fue desde que tengo memoria; nunca se me ha dado bien convivir con el llanto. Incluso el día que te propuse matrimonio y lloraste, pensé que huirías, que era un tarado por si quiera pensar que aceptarías. Míranos ahora, a media hora de nuestra boda. Espero que no llores mientras lees esto, o que no lo hayas hecho hasta esta parte del relato.  Queda mucha tela por contar. 

Ríete del juego de palabras por favor

- Pero, espera -pensé- ¿cómo sé que eres la misma persona? Apenas y logré entender los garabatos que haces por números.
- Cállate -dijiste riéndote- A ver, a la cuenta de 3, decimos en qué pasillo, tú idiota, decidiste tropezarte conmigo.
- Pero fue tu cul… -Me interrumpiste, como lo seguirías haciendo hasta ahora
- Uno, doss, tress. - tenías la manía de arrastrar la última letra de las palabras
«Pasillo 4B» dijimos con un precisión digna de envidia.
- Estabas comprando flores para tu novia -usaste tu voz algo coqueta.
- No tengo novia, eran para mi mamá -respondí

Te comenzaste a reír descaradamente. Volví a crear historias en mi cabeza.

- Tienes muy mal gusto - cortaste tu risa de golpe y con ella mis fantasías - ¿Quién compra flores ahí a su mamá?
- Nunca se me ha dado bien eso de comprar. Ya, déjame. -cambié totalmente de tema- Al menos, sé que eres tú.
- Sí - respondiste parcamente.
- ¿Te gustó el chocolate que te di? - tenía que salvar la conversación- son mis favoritos
- No sé tu nombre -nunca contestabas lo que se te preguntaba.
- Javier
- Entonces, Javier, ¿nos vemos hoy a la misma hora, en el pasillo 4B?
- Bueno -dije con fingida tranquilidad - Puede que esté ahí
- No me digas que tienes que pedir permiso -te burlaste... de nuevo- Había olvidado que eras un bebé.
- No lo soy, creo que soy mayo... - otra interrupción.
- Solo lleva suficiente dinero. Tienes que invitarme otro de esos chocolates.

Y colgaste
Y así comenzó, así comenzamos.

Y no importa que años más tarde esas flores se marchitaran en la tumba de mamá. 
Que desarrollaras una alergia al chocolate. 
Que yo perdiera el retazo de papel con tu número, el único día que fui a lavandería de la universidad. 
Que te robaran el anillo de compromiso durante la rural.

No importa nada de eso. En absoluto. Porque te amo.
No importa que no hubieran pruebas de nuestra historia. 

Y digo hubiera, porque ahora hay una: esta absurda carta que te escribo y que te estoy viendo empapar en lágrimas. 

Ahora bajas la carta, alzas la mirada, te levantas y me abrazas hasta dejarme sin aire.

¿Cómo lo sé?

Pues bueno, como siempre te he dicho, tengo algo de detective. Después de todo descifré esos números jeroglíficos que alguna vez escribiste en un papel sin gracia cuando te encontré de milagro en el pasillo 4B

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